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Los retos de futuro de Donostia para no morir de éxito como destino turístico
Plan Director 2023-2026.
-El Ayuntamiento convoca a todos los agentes del sector para radiografiar la situación actual del turismo y definir la hoja de ruta del próximo cuatrienio, con la sostenibilidad social y la convivencia como objetivos estratégicos
JORGE F. MENDIOLA
Lunes, 3 octubre 2022, 06:39
Cómo convertirse en un destino turístico de primer orden en menos de una década y no morir en el intento? Es la pregunta que se hacen todos los agentes de un sector que en apenas ocho años ha visto cómo Donostia pasaba de ser un lugar a evitar por la lacra del terrorismo a una ciudad imprescindible en la agenda de cualquier viajero.
El final de la violencia ha transformado los retos y objetivos de los responsables institucionales en la materia, que han virado sus políticas a la misma velocidad que la capital guipuzcoana se llenaba de visitantes. Ya no se apuesta por la captación a cualquier precio como hace tres legislaturas, sino que superada esa fase de apertura inicial al mundo se priorizan otros conceptos como la calidad y autenticidad del destino o la desestacionalización, es decir, que no vengan todos a la vez.
El Ayuntamiento se ha puesto manos a la obra y convocará a todos los implicados, públicos y privados, para empezar a redactar el Plan Director 2023-2026, ahora que la vigencia del anterior documento llega a su fin. Se trata de una hoja de ruta que determinará la estrategia turística para los próximos cuatro años, periodo en el que la sostenibilidad –ya no solo medioambiental y económica sino también social– y la convivencia son las metas que se señalan como irrenunciables.
El plan se encuentra en estos momentos en una primera fase de análisis. La pandemia es un nuevo ingrediente a añadir al diagnóstico ya que ha provocado algunos cambios que han llegado para quedarse. «El coronavirus ha dejado su huella», reconoce la concejala de Turismo, Cristina Lagè, quien apunta al teletrabajo como una de las grandes revoluciones ya que, entre otras cosas, ha modificado los hábitos de viaje. «Antes todos cogíamos las vacaciones en agosto, pero ahora mucha gente puede escoger otras fechas. Además, se han compartimentado mucho los días de descanso. Ya no es un mes seguido, sino una o dos semanas en verano y luego varios puentes a lo largo del año».
Esta nueva realidad estará sobre la mesa del Plan Director 2023-2026, que Lagé define como «nuestro Estatuto, el texto al que acudir cuando algo se pone en duda». Su validez reside precisamente en que está «consensuado y tratado» por todos los implicados en el sector –«profesionales, grupos políticos, asociaciones, ciudadanos que representan diferentes voluntades dentro de la sociedad...»– y se basa en informes de la Organización Mundial del Turismo (OMT), Sefitour, Turespaña, Exceltur, Gobierno Vasco, ayuntamientos y Unión Europea. «Es una labor extensa, ardua y compleja que exige mucho dedicación y recursos. De hecho, en San Sebastián Turismo llevamos desde febrero trabajando en el tema», detalla.
La responsable de Turismo avanza que el plan heredará muchos de los retos que ya se apuntaban en el anterior y subraya que la palabra clave es sostenibilidad. «Se trata de reflexionar sobre la ciudad y el modelo turístico que queremos, en qué contexto estamos, qué modelo de gobernanza se necesita, qué gestión del destino vamos a hacer, un análisis profundo de la oferta alojativa...», cuenta.
Para determinar el margen de crecimiento del sector hay que fijarse en la capacidad de carga, es decir, cuánta gente no residente puede recibir un destino. El problema, advierte Lagè, es que no hay un sistema único para medirla. «No puede ser que San Sebastián utilice uno, Bilbao otro y Madrid otro distinto. Hay que consensuarlo y eso lo debe hacer la OMT», afirma. Aunque se desconoce cuál es la capacidad de carga de la capital guipuzcoana, existe un estudio que determina que cuando la ciudad está al 100% su población aumenta un 8%. «No es un problema», señala la delegada socialista, al tiempo que recuerda que «existen destinos, en la mente de todos, que llegan a quintuplicar sus habitantes».
«Lo que vale son los datos»
Lagé es crítica con quienes hablan de saturación y avalancha de turistas. «Con el turismo pasa como con el tiempo: no valen las sensaciones. Siempre tenemos la impresión de que ha sido el verano más caluroso o el invierno más frío, pero lo que vale es lo que dicen los datos. Es a final de año cuando puede verse si ha sido un año lluvioso, seco, cálido, húmedo... Con el turismo pasa exactamente lo mismo. Los datos son lo que son y a partir de ellos habrá que averiguar qué es aquello que genera malestar o una menor confortabilidad», dice.
Para garantizar la convivencia entre donostiarras y visitantes, el plan hará hincapié en la sostenibilidad social, uno de cuyos primeros efectos debe ser la creación de trabajo y empleo de calidad. «El reto es generar ese encaje casi perfecto entre residente y turista. Ningún destino es un buen destino si sus ciudadanos no son felices o no están orgullosos de su ciudad», defiende.
Ligada a la social está la sostenibilidad cultural, que consiste en conseguir que todo aquel que venga lo haga «buscando nuestra esencia». No es casualidad que la nueva campaña de la Sociedad de Turismo para este otoño invite a vivir y sentirse como un donostiarra. Y ese estilo de vida es lo que hay que preservar.
«Queremos que vengan y que sean cómplices, que nos ayuden a que podamos seguir viviendo igual. Tenemos la suerte de que podemos presumir de nuestra calidad de vida: el paisaje, la confortabilidad, el zurito que nos tomamos al salir de trabajar, los niños jugando en el parque... Son cosas que quizás no valoramos porque las damos por supuestas pero que en muchas ciudades, sobre todo de mayor tamaño, no tienen. Todo esto que disfrutamos de forma habitual es algo que a nuestros visitantes les sorprende», sostiene Lagé.
Hay dos tesoros que la concejala del PSE pide proteger con mimo: la gastronomía y el euskera. «Más que de restaurantes, que buenos los hay en todas partes, me refiero a esa afición por comer, por dar amor cocinando, esa conciencia de la alimentación como parte de la vida. Debemos cuidarla y pedir al visitante que nos ayude, que se adecue a nuestros horarios, costumbres y manera de vivir».
El euskera es otro patrimonio inmaterial que atrae e interesa al visitante. El Ayuntamiento prepara un estudio para conocer qué impacto tiene el turismo sobre su uso, anuncia Lagé.
«Cuidado con los discursos exacerbados; es fácil perder lo que tanto nos ha costado lograr»
Cristina Lagé lamenta que surjan voces contrarias a la llegada de turistas y lanza una advertencia: «Cuidado con lo que deseas porque puede cumplirse. Cuidado con los movimientos y discursos exacerbados contra el turismo y que no se basan en datos porque es fácil perder lo que tanto tiempo nos ha costado lograr».
La delegada del PSE recuerda que la democratización del turismo es «uno de los grandes logros de nuestra sociedad». «No hace tantos años, aquí solo viajaban los ricos. El hijo de la portera no iba a ningún sitio. El turismo abre la mente, enriquece la cultura... Ahora no podemos volver a esa cosa clasista de que solo viajan los más pudientes».
Lagé señala que San Sebastián es una ciudad anfitriona. «Lo ha sido siempre. Ha crecido a golpe de visitantes, de aquellos que venían de fuera. Hasta el Paseo Nuevo se construyó precisamente como una atracción. Los baños de La Concha, el Kursaal, el Festival de Cine, que lo crearon unos comerciantes para alargar el verano... Entonces la palabra desestacionalización no la usaban pero tenían claro que la gente debía quedarse más tiempo», subraya la edil socialista, quien asegura que ahora llega la época del año, de octubre a mayo, cuando «realmente se juega el partido».
La maquinaria de San Sebastián Turismo trabaja a todo gas para lograr uno de los objetivos prioritarios del plan director: que los visitantes vengan también fuera de temporada, un reto que no está al alcance de todos los destinos. «Hay muchos sitios donde cierran las atracciones turísticas, los negocios... Aquí no pasa. Por eso, el primer efecto de la desestacionalización es que los puestos de trabajo no son temporales», concluye.